Pablo es el primer cristiano a predicar en Europa y comienza en el centro cultural más grande de la zona, cual es Filipos. Después de haber salido de Filipos con su grupo de evangelistas por los ruegos de los pretores a causa del alboroto y las prisiones de Pablo y Silas, Pablo llega a Tesalónica donde había una sinagoga de los judíos (Hechos 17:1). Es capitolio de la provincia de Macedonia y la ciudad más grande de la zona, una ciudad que existe hasta el día de hoy.

Pablo entra en la sinagoga durante tres sábados seguidos (Hechos 17:2), cosa que indica el periodo menor de su estadía. El problema es que no hay indicios en cuanto a la duración de su ministerio en aquella ciudad. Algunos argumentan que estuvo casi 6 meses, pero nadie argumenta que sea más tiempo que eso. La mayoría de los estudiosos concluyen que estuvo entre un mes y dos meses en la ciudad y que durante este periodo pudo establecerse un fuerte núcleo de creyentes.

La predicación de la crucifixión y resurrección de Jesús señalaba la venida del Cristo tuvo un éxito sin par (Hechos 17:3). La mayoría de los convertidos fueron gentiles religiosos que ya tuvieron contacto con la sinagoga (Hechos 17:4). Por los celos de los judíos no creyentes, hubo otro alboroto encabezado por algunos hombres de carácter dudoso que buscaban a Pablo y a Silas en la casa de un Jasón (Hechos 17:5). Al no encontrarlos, le llevaron a Jasón delante de las autoridades y obteniendo fianza de él, le soltaron (Hechos 17:6-9). Esta reacción impulsaba a los creyentes a enviar de noche a Pablo y a Silas en camino hasta Berea. Habiendo llegado a Berea comenzaron a predicar y tuvieron aún más éxito con la predicación del evangelio (Hechos 17:10). Pero llegaron algunos desde Tesalónica y acusaron a Pablo y a Silas y enviaron a Pablo hacia Atenas (Hechos 17:15).

En algún momento durante su estadía en Atenas vino Timoteo a visitar a Pablo quien lo envió de nuevo a Tesalónica para animar a los nuevos creyentes (1 Ts. 3:2). “Tenemos toda la razón en pensar que Pablo era un hombre desanimado cuando llegó a Corinto, su próximo puerto de escala. Los oponentes fanáticos habían provocado su expulsión forzada de tres lugares sucesivos de predicación, en cada caso justo cuando parecía que su trabajo sería coronado con éxito. Después de estar allí había ido a Atenas, el centro cultural de Grecia, y había sido recibido por la burla. En días posteriores recordó que había llegado a Corinto «con debilidad y temor, y con mucho temblor» (1 Co. 2:3).[1]

Según Hechos 18:5 Pablo, Silas y Timoteo se encontraron de nuevo en Corinto y Pablo debe haber cobrado ánimo al escuchar de la perseverancia de los santos a pesar de las persecuciones (I Ts. 3:6-9); porque comenzó a predicar con denuedo nuevamente . Es en este contexto que Pablo escribe su primera carta a los Tesalonicenses animándoles al expresar su gozo por su fe.
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I. El saludo es típico de las cartas de este periodo (v.1a). Pablo adapta una forma convencional para hacer una aplicación a una audiencia cristiana.
A. Pablo se asocia con Silvano y Timoteo. Silvano es la manera en que Pablo registra el nombre de Silas como está registrado por Lucas. Este hombre es un ayudante al apóstol Pablo y el primer registro de su persona en la Biblia se encuentra en Hechos 15:22, 27. Se conoce también como un profeta Hechos 15:32. Timoteo es hijo de un padre griego y una madre judía. Fue criado en las disciplinas de una familia judía II Tim. 3:14-15 por más que nunca fue circuncidado (Hechos 16:1-3). Es un seguidor de Pablo que termina siendo pastor en varias locales.
B. Se expresa la característica de una iglesia cristiana. La iglesia no es conocida por su simple reconocimiento de Dios sino por estar “en Dios” y en su Hijo Jesucristo. Dios se conoce como Padre en algunos ejemplos en el AT pero para el creyente es una designación personal. Jesús (Yahweh es salvación) el hombre está reconocido por ser el Señor (traducción griega del hebreo “Yahweh”) y el Cristo o Mesías.

II. El saludo nuevo adaptado por Pablo (v. 1b).
A. Gracia a vosotros. El saludo hebreo común era “misericordia y paz” pero “es difícil sacar gracia de la misericordia” (Morris). Aquí tenemos algo sencillamente nuevo. Pablo se expresa a ellos en una nueva manera para hacerles entender que les desea algo que genuinamente pertenece a los creyentes.
B. Paz en Dios. La paz para los griegos era algo negativo (desea que no entres en guerra) pero para los judíos algo hermoso que abarca toda la bendición de Dios (Shalom).
[1] Morris, L. (1991). The First and Second Epistles to the Thessalonians (p. 7). Grand Rapids, MI; Cambridge, U.K.: Wm. B. Eerdmans Publishing Co.




Seguimos con nuestro propósito de definir bien lo que significa ser un verdadero seguidor de Jesucristo. Hemos visto que un discípulo de Jesús es un “
III. La ira de los otros discípulos ambiciosos. V.41-45
Existen algunas frases hechas con la docena:
El encuestador George Barna hizo un estudio de estadística en los Estados Unidos mostrando que la mayoría de los cristianos en aquel país muestran tener un compromiso limitado de su fe. Es cierto que un gran número de creyentes profesantes están dispuestos a participar activamente en sus iglesias por asistir, leer la Biblia y ofrendar o diezmar. Pero a la hora de establecer prioridades y tomar el compromiso de seguir a Jesús, dejando todo atrás por el amor de Su nombre, muy pocos están dispuestos a someterse a las condiciones de una vida entregada.



Hace varios años atrás, nuestra familia viajó hacia el sur y San Martín de los Andes. Antes de emprender el viaje recibí varios consejos concernientes aquel camino y las diferentes dificultades que uno enfrenta por la escasez de servicios en varios tramos. Varias personas me hicieron entender que “hay que cargar combustible antes de cruzar el desierto.” Cuando llegó el día de viaje salimos muy de mañana con la idea de llegar la misma noche. El único problema era que yo nunca había pasado por aquel camino. Así que, cuando llegamos al camino por el desierto, ¡no lo reconocí como tal! Sí, vimos varias estaciones de servicios y carteles anunciando, “último combustible por 280km”, pero yo me fijé en el reloj y me indicaba que tuvimos un tanque casi lleno. Comenzamos a cruzar y llegamos a un punto donde no había nada y no había casi nada de combustible. En este momento yo empecé a orar. Buscamos en GPS la estación de servicio más próximo a nuestra posición en mapa y decía a casi 80km de dónde nosotros nos encontramos. Seguimos en ruta y comenzó a cambiarse la topografía. Comenzamos a subir cada vez más hasta llegar a una pequeña cima y poder mirar abajo a ver un pueblito. En mi mente comencé a regocijarme porque “habíamos logrado llegar milagrosamente”. En aquel mismo momento se cortó el motor y yo lo dejé rodar en punto muerto. 
Muchos cristianos creen equivocadamente que tienen un bastante buen concepto de cómo es navegar en esta vida turbulenta las dificultades de criar a una familia “en disciplina y amonestación del Señor” cuando en realidad jamás han pasado por aquel camino. Lamentablemente, muchos creen que si llegaran a estar en una posición vulnerable, sólo haría falta dejar a sus vidas continuar rodando en punto muerto.